Tú y yo, distantes, como dos versos que riman.
El mar es la mariposa del río.
En la noche obscura del alma el amor avanza a tientas.
Plantamos un laberinto y nacen en él flores de clepsidra.
Abandonar la cartografía, volver a ser agrimensores.
La niebla parece estar esperándose a sí misma.
No hay planetas, sólo hay astrolabios.
No hay cosmos, sólo hay esferas armilares.
El lento hundirse de los libros del náufrago.