LLamo a esas flores que brotan en la noche, & ;melancolías& ;.
Dime en qué trueno quieres que borde tu inicial.
Es tu miseria, la ruina más bonita que encontrarás.
LLevo tu verso clavado en la garganta, tan roto el grito.
Te escribí un nido para criar poesía. Numen eterno.
Cuida conmigo. Que voy armada de versos y de tormentas.
Todas mis sombras se hicieron poesía en tu reflejo.
Lunas rimando en la esquina del viento. A contraluz.
Como una abeja versando el triste néctar. Tanta nostalgia.
Brota la herida en los versos inertes de la nostalgia.
Roto el silencio. Cansado de disfraces, se rinde al grito.
Olvidé ponerle nombre al corazón. Quizá es por eso que no atiende.
Es parpadeo, la luna declamando tanto universo.
Verso en la noche unos brailles lejanos. Por si los rozas.
Nievo en poemas, los rizos de tu pelo. Tu verso en bucle.
Fugaz vals de gemínidas. Tan llenas de invierno y poesía.
¿Dime en qué cráter está escrito que no me amas?
Tú, mi pronombre breve y solitario.
Escribo sin brújula y sin destino.
Se bate el viento en duelo con tu tinta.
La vida ya no es urgente sin ti.
Te espero en la esquina que dobla mi nombre, que grita tu verbo.
Mordí tu verbo y todavía derramo manzanas. Eva, me llaman.
Grita la tormenta tu jauría de rizos. Llueve insolente, tu nombre.
Soy pecado cosido en caracolas. Eco de un mar azul y bravío.
Soy hija de la sombra. La bastarda de un crepúsculo cruel.
Ha parido la madrugada un grito mudo. El llanto de un silencio.
Por el filo de tu verbo, camina una funambulista soledad.
Su boca grita el verso fugaz. Esquirla de vida sin rumbo.
No les dispares con la bala mortal de tu silencio.
Ni vesprada sense vers, ni surti el sol sense el crit d’un poeta.
Escribí palabras que ahogan, y aullé naufragios lejos de la playa.
He visto flores nadar, huyendo de la injusticia de los hombres.
No hay luz más cegadora que el brote del viento -dijo el poema.