Respira como um pântano que acordou.
O poema é um abismo que arriscou ser harpa.
Somos o lapso que nunca atinge o degelo.
O amor é um termómetro em direcção à noite.
A vida é um aquário que aniquila pássaros.
São sempre os loucos que calçam sandálias ao hino.
As mães, nítida seda semeando harpas no cansaço.
A vida não cheira continuamente a um piano que toca flores.
A velhice encontra sempre a neve que depilou o teu piano.
O amor, velha raposa aguardando o primeiro comboio para a neve.
És a biografia onde a lâmina limpa os pés.
Morremos sempre com uma faca a farejar a Primavera.
O homem será sempre a partitura de um pântano.
A memória, piano inclinado sobre jaulas.
O corpo, colmeia de naufrágios.
O coração, catálogo para desabar.
O homem, débil animal deslumbrado no ciclone.
A asfixia é a especialidade humana.
Quanto tempo demora o céu a levar um tiro na cabeça?
O coração é uma lebre entre os escombros.
Mostramos ao mundo as granadas como um recital de Mahler.
As mulheres são frutos na hora de ponta dos terramotos.
O teu interior, segunda edição do Inferno de Dante.
O meu ofício, plantar na memória um corpo legendado de bunkers.
Somos o exímio lugar onde se fazem cesarianas ao gelo.
Em que idade atraca o corpo na cave da Primavera?
O amor, hospício para quem gosta de andar a galope no vidro.
É no cume que o gelo forja as cicatrizes mais audíveis.
O amor tem sempre o sotaque da neve.
Nenhuma pandemia é acéfala.
Em que Outono ateei Dante a todas as idades?
As mães, a mais alta fisionomia celeste.
Caminho como uma fogueira no tempo.
A biografia do coração raramente esquece a queda das folhas.
O amor é uma pistola que faz férias no paraíso.
O homem é uma igreja sem nenhum céu.
A Primavera são revólveres que floriram.
A solidão tem tanto Agosto.
Só na velhice entendi, um incêndio aprende-se com o gelo.
A morte, Adamastor no cume.
Os velhos são vulcões a assobiar precipícios.
Os homens não sabem que as rugas começam na garganta.
Não temas o lobo porque quem te vai cercar é a sedução.
A rotina, sono extremo onde se perdem as rédeas às máscaras.
Os homens, laborioso ninho de vírgulas na seara do capitalismo.
O futuro são cães a morder relâmpagos.
O homem, extenso hematoma patrocinado pelo ego.
Como combater no dorso de um sismo quando a pele naturalizou a neve?
Os políticos são cartas sem código postal.
Nenhuma candeia se acende com lepra.
A arte, catedral onde tiro Agosto da cadeira de rodas.
Respira como un pantano que ha despertado.
El poema es un abismo que se arriesga ser arpa.
Somos el lapso que nunca llega al deshielo.
El amor es un termómetro hacia la noche.
La vida es un acuario que aniquila pájaros.
Siempre son los locos los que llevan sandalias al himno.
Las madres, seda clara sembrando arpas en su cansacio.
La vida no huele continuamente a un piano tocando flores.
La vejez siempre encuentra la nieve que afeitó tu piano.
Amor, viejo zorro esperando el primer tren a la nieve.
vuelo
Siempre morimos con un cuchillo olfateando la primavera.
El hombre siempre será la partitura de un pantano.
La memoria, piano inclinado sobre jaulas.
El cuerpo, colmena de naufragios.
El corazón, catálogo para colapsar.
El hombre, débil animal deslumbrado en el ciclón.
La asfixia es la especialidad humana.
¿Cuánto tiempo tarda el cielo en recibir un disparo en la cabeza?
El corazón es una liebre entre los escombros.
Mostramos al mundo las granadas como un recital de Mahler.
Las mujeres son frutos en la hora punta de los terremotos.
Tu interior, segunda edición del Infierno de Dante.
Mi oficio, plantar en la memoria un cuerpo subtitulado de bunkers.
Somos el exquisito lugar donde se realizan cesáreas en hielo.
¿A qué edad atraca el cuerpo en el sótano de la primavera?
El amor, hospicio para los que les gusta galopar sobre vidrio.
Es en la cumbre donde el hielo forja las cicatrices más audibles.
El amor siempre tiene el acento de la nieve.
Ninguna pandemia es acéfala.
¿En qué otoño vinculé a Dante con todas las edades?
Madres, la más alta fisonomía celestial.
Camino como una hoguera en el tiempo.
La biografía del corazón pocas veces olvida la caída de las hojas.
El amor es una pistola que hace vacaciones en el paraíso.
El hombre es una iglesia sin ningún cielo.
La primavera son revólveres que han florecido.
La soledad tiene tanto agosto.
Solo en la vejez entendí, un incendio se aprende del hielo.
Muerte, Adamastor en la cumbre.
Los viejos son volcanes que silban precipicios.
Los hombres no saben que las arrugas empiezan en la garganta.
No temas al lobo porque el que te rodeará es la seducción.
Rutina, sueño extremo donde se pierden las riendas a las máscaras.
Hombres, laborioso nido de comas en el semillero del capitalismo.
El futuro son los perros mordiendo relámpagos.
El hombre, extenso hematoma patrocinado por el ego.
Cómo luchar a lomos de un terremoto cuando la piel naturalizó la nieve
Los políticos son cartas sin código postal.
Ninguna lámpara se enciende con lepra.
Arte, catedral donde saco a agosto de la silla de ruedas.
Livro - Aforismos a 600 Anos-Luz de Alberto Pereira
Aforismos a 600 Años Luz dedicado a Celeste Afonso
Exímia artífice de dias que sabem pronunciar o Louvre.
Aforismos a 600 Anos-Luz foi um livro escrito para este projecto.